domingo, agosto 03, 2008

La autobiogafía de Simone de Beauvoir: una forma de actuar en el mundo

Este año se celebra el centenario del nacimiento de la filósofa y escritora francesa Simone de Beauvoir (1908-1986). Estas líneas, centradas en su concepto de autobiografía, desearían ser una pequeña aportación al evento. Simone de Beauvoir considera que su proyecto de conocer el mundo está unido a su deseo de expresarlo. De ahí que la tarea puramente intelectual de la filósofa existencialista no excluya la experiencia afectiva como lo demuestra la relevancia de su producción autobiográfica en el conjunto de su obra. Beauvoir escribió cuatro volúmenes de memorias, Mémoires d´une jeune fille rangée (1958) (Memorias de una joven formal), La Force de l´âge (1960) (La plenitud de la vida), La Force des choses (1963) (La fuerza de las cosas), Tout compte fait (1972) (Final de cuentas), así como un libro que relata la muerte de su madre Une mort très douce (1964) (Una muerte muy dulce) y un otro acerca de la muerte de su compañero Jean-Paul Sartre La Cérémonie des adieux (1981) (La ceremonia del adiós).
Si al principio de su carrera literaria Simone de Beauvoir se decanta por la novela, en su madurez, deseosa de mostrar el mundo desde un prisma más real, se consagra con más ahínco al género autobiográfico ya que éste permite a la singularidad presentarse sin artificios. A su entender, la novela no es del todo satisfactoria para quien desea reflejar la contingencia. Sin embargo, en una autobiografía "los acontecimientos se presentan en su gratuidad, en sus azares, en sus combinaciones a veces exageradas, tal y como han sido: esta fidelidad ayuda a comprender mejor que la más hábil transposición cómo las cosas le suceden realmente al hombre". Así, Simone de Beauvoir se desmarca de los detractores del género íntimo concediendo valor estético a una forma literaria que demanda gran destreza y solidez. La motivación que la lleva a adentrarse en ese terreno tiene unos objetivos claros: conocerse mejor a sí misma y ser honesta en la exposición de su intimidad. Consciente de que el yo "no es más que un objeto probable" y de que quien se aventura a decir "yo" sólo puede captar algunos perfiles, la pensadora aborda la tarea de contarse sabiendo que al final del camino siempre quedará un resquicio de insatisfacción. No obstante, Simone de Beauvoir estaba completamente convencida de que un examen honesto de su existencia siempre podía aportar algo a los demás: Como ella misma señala: "Si un individuo se expone con sinceridad, más o menos todo el mundo se ve implicado. Es imposible esclarecer la propia vida sin iluminar, aquí o allí, la de los demás". De esta forma, su tarea autobiográfica no se limita, como ocurre en algunos autores, a un ejercicio narcisista. Su escritura transciende el yo y se pone al alcance de los demás porque el acto de escribir sobre su propio ser es, según su criterio, la mejor manera "de hablar a los otros sobre ellos mismos".

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